jueves




Ayer llegaba el barco cargado de tesoros y promesas... Israel, ilusionado, saltaba y silbaba de contento. Saludaba el regreso del amor...
Pero el barco no logró afianzar las amarras y quedarse unido al puerto...
el viento de diciembre sopló, y lo alejó del puerto...
¿para siempre?
Israel contempla nuevamente el horizonte. Otro barco parece asomarse... este es distinto al anterior. Ojalá SEA.

1 comentario:

Analía dijo...

Acabo de descubrir este rincón.

Siento cierta identificación con este escrito.

Te sigo.