Huesos que se alargan, inoportunos
justo cuando la magia coronaba inocencias
miedos que se van esfumando
muelas que se secan y caen.
Espaldas que se ensanchan
responsabilidades nuevas. Flojera.
Miembros y ambiciones desproporcionados.
Prejuicios que se estiran,
ojos sedientos, vergüenza anestesiada.
Vorágine de vida, caudalosa
explosión del deseo.
Sentidos que se agudizan,
lengua rebelde, inquieta,
la voz muda sus tonos...
el susurro de la conciencia permanece.
Florecimiento de búsquedas, anhelos,
angustia, frustración, cabeza gacha
surcos horadados con energía e ípetus ajenos
dejan cicatrices, testigos fieles de cauces vírgenes,
secos.
Llanto contenido, lágrimas que riegan el duelo
amores que surgen sin ser invocados
y pronto desechados en el patio trasero.
Miradas que inmortalizan momentos:
mariposas liberadas en la infinitud del recuerdo.
Recuerdos que no adolece más que de certezas.
Amistades congeladas en un día cálido,
inmortales, se entierran vestidas del último abrazo.
Madurez de barro, cocida a fuego lento
tropiezos, caídas, moretones... leños.
Algo afortunadamente se repite:
una mano se extiende, un hombro se solidariza.
la llama del alma crece, y suspirando
alumbra el comienzo de un nuevo día...
vientos renovados, nubes pasajeras.
Mismo horizonte,
mismo cielo, que de brazos abiertos
paciente espera.
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(imagen desde:
http://www.yesican.org/images/JonathanArt/Full/Growing_Up.html)
