sábado

Sentidos resentidos, espera... paz y presencia: alegría



Cuando la lengua se marchita, y los ojos se caen
cuando el pensamiento se evapora y deja huérfano al corazón,
cuando los oídos se inundan de silencio y las manos se atrofian
cuando las fosas nasales se tapian de olvido,
ahí, y sólo ahí es cuando aparece en escena el último sentido:
aquel que me permite reconocer tu piel
y que te recorra en mi memoria
sin mapa ni escalas.

Hoy volví a olerte, amor,
ojalá mañana te vea: tu humanidad
descansando junto a tu razón.
Te sienta, te deguste, te escuche
y no sólo te piense mi espejo
o anhele tus proporciones mi lecho:
ojalá mañana sigamos siendo.

Gracias por regresar
y hacerme tan felíz.

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